La mujer Virgo

Sus ojos vivaces parecen perdidos cuando consulta información almacenada en su computadora interna. Antes de emitir una opinión sobre ti, cerrará los ojos y enfocará su pupila en su iluminada pantalla cerebral. Hará «clic» en «archivo», buscará donde dice «sentimientos», y cuando titile el icono del corazón, se preparará para hacer «clic» en «guardar como», y te llamará «Taurino 2», porque ésa es la categoría en la que te ubicó.
La mayoría son maestras o secretarias. En estas profesiones se moverán como pez en el agua. Es la secretaria que siempre tendrá los datos al día.
Adorará manejar la computadora como una analista en sistemas. Siempre pondrá método en las tareas que realice. Se apreciará su practicidad en las bibliotecas, y se destacará en los laboratorios. Puede desempeñarse muy bien como enfermera, ya que siente las enfermedades de los otros en carne propia.
Si te han contado que por llevar el nombre de la Virgen es un «ser celestial, no lo creas. Mostrará una cara, oculta, más oscura, para compensarse o equilibrarse. La mujer, que por cierto en Virgo nace celestial, se va armando de una coraza que defiende su frágil interior. Otra de sus armas defensivas es la antipatía con que disimula tanta sensibilidad. En algún momento dejará su huella de Virgen: la timidez y el recato. Esto no quita que, si lo necesita, se gane la vida en los burdeles. Lo hará si necesita dinero para dar de comer a sus hijos. Y aún en esa instancia, seguirá siendo virgen.
Fíjate, si no, en el caso de la gran Sofía Loren: en el cine nadie diría que es de Virgo, ni virgen.
No es esto una cuestión de hipocresía, sino de practicidad. De ningún modo confundirá a un hombre cualquiera con el verdadero amor de su vida. Tiene las cosas muy claras. Para ellas, un trabajo es lo que se adecúa a lo que puede y tiene ganas de hacer. En una oficina nunca va a llegar tarde, pero eso de hacer horas extras, no es para ella. Sabe ponerse en su lugar y hará que la respeten.
De adolescente, no necesitaba que su madre la tratara como una bobalicona cuando tenía que abordar algún tema sexual. Sin ser una niña «agrandada», era tan inteligente que su cuerpito no condecía con su cabeza. Ella misma sentía una sensación de inadecuación y pensaba: «mejor me retiro a mi cuarto, pues soy una niña y no debo meterme en las conversaciones de los mayores». Cuando la tristeza y la soledad la ganan, hay que impulsar a la virginiana a que practique algún deporte que la sociabilice, como el voleibol o el hockey. El riesgo de los deportes competitivos es que aumentan su irritabilidad.
Si la mujer Virgo lograra mantener, como Greta Garbo, ese misterio neptuniano alrededor de su sensualidad, la mayoría de los hombres la amarían. Develado el misterio, la virginiana necesitará más condimentos para adobar el guiso del amor. Los silencios, los gestos sobreentendidos
de Virgo llaman mucho la atención, y ella sabe dosificarlos para mantener encendido el fueguito y seguir con la cocción. Eso sí, cuando dan un consejo, nadie las puede superar.
Procura tomar un curso acelerado de etiqueta o cómprate un libro que te permita seguir los pasajes de Venus por Virgo.
Así sabrás en qué momento está más sintonizada. En tus momentos de ocio piensa bien cómo entretenerla.
No compitas con una virginiana para encontrar el error del diario. Acepta que tiene un cerebro más rápido que el tuyo y que te ganará siempre. No intentes poner fin a una discusión abrazándola como un orangután. ¿No sabes que una princesita necesita a un príncipe?
Trata de que el fútbol no sea tu único entretenimiento. A ella no le gusta codearse con alguien que grita como energúmeno el gol. Es más, no le gusta el fútbol ni los transpirados.

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