El jefe Leo

Si tienes un jefe de Leo, tienes todos los problemas solucionados. Él se hará cargo de ubicarte en el sitio que te corresponda, de acomodar la silla de tu escritorio y tu trasero también.
Será quien se encargue de enderezarte los hombros mientras regula la inclinación exacta de tu cabeza hacia la tarea que debes realizar.
Previamente, habrá leído al pie de la letra el manual de instrucciones de la máquina que operes. Con paciencia y tono sabihondo, te explicará que, cuando envías un fax, el papel no viaja por el cable del teléfono y que no basta con enchufar la computadora para conectarse a Internet…
De nada valdrá que le recuerdes tu supuesta experiencia: tú debes hacer lo que él mande y se terminó. Querrá enterarse de todo: por qué has llegado tarde, qué conversaste con el cliente y a qué hora llegas a tu casa. En fin, tu vida estará en sus manos.
Todo lo que pienses de él, guárdatelo, pues al fin y al cabo lograrás comprender que él es e que lo sabe todo, por su experiencia, por su profesionalismo, por su honestidad y… porque sí.
Prepárate para calmarlo cuando algo no funcione y ten a mano un extintor de incendios para las inflamadas palabras que enuncie tu leonino amo. Debes tener en claro que no trabajas para la empresa, trabajas para él.

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