Las personas que nacieron el 11 de septiembre piensan con claridad y de manera independiente. No es de extrañar, por tanto, que su visión sea escasamente convencional y sorprenda a sus interlocutores. Además de la firmeza de sus opiniones, también son individuos muy compasivos que sienten la necesidad de ayudar al prójimo. Tan fuerte es esta necesidad que a veces adopta formas radicales, llámese defender la tradición con enardecimiento o rebelarse en su contra con actitud desafiante.
Con independencia de la posición que quieran defender, lo harán con pasión llegando incluso a correr riesgos para demostrar la verdad de sus convicciones. Algunas veces pueden parecer muy serios o críticos, pero tras esta imagen de arrojo y valentía se oculta un ser que anhela la estabilidad y busca una figura autoritaria que le sirva de guía. Con relativa frecuencia, en su interior se libra una silenciosa batalla o existe un conflicto que se manifiesta en la forma de cambios de humor repentinos o vaivenes emocionales intensos.
Entre los once y los cuarenta y un años de edad, estos individuos se concentran en construir relaciones personales. Además, en esta época tendrán sobradas oportunidades para explorar su creatividad. Es importante que las aprovechen dado que las relaciones personales satisfactorias les aportarán la orientación y el sentido la perspectiva que a veces les falta. Por otro lado, el cultivo de sus intereses literarios, artísticos o creativos les servirá para conectarse con la intuición, que es la clave de su crecimiento psicológico. Cumplidos los cuarenta y dos años, alcanzan un punto de inflexión que de una u otra forma los transformará, incrementando su autocontrol y su resistencia.
Si deciden escuchar a su intuición y no tanto a sus convicciones, si son más tolerantes y, lo que es más importante, si encuentran una causa que les motive, descubrirán que ya no quieren sorprender o escandalizar a los demás con sus palabras y sus actos radicales. De entonces en adelante querrán desarrollar todo su potencial y animar a los de más para que hagan lo mismo. De este modo estos individuos decididos e imaginativos dejarán su impronta en el mundo y cumplirán con su destino: erigirse en los revolucionarios o los tradicionalistas de su tiempo.
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