Las personas que nacieron el 30 de noviembre sienten que el día no tiene suficientes horas ni el año suficientes días para hacer realidad todas sus ambiciones. También tienen muchos talentos y tantas capacidades que les resulta difícil decidir en qué invertir sus energías. Una vez que se encaminan, su fuerte sentido de la responsabilidad y su mente incisiva garantizan que se entregarán a su objetivo con total concentración.
Son individuos extraordinariamente minuciosos y nadie presta más atención a los detalles. Como resultado de ello, están preparados para afrontar virtualmente cualquier situación que se presente y, puesto que no dejan nada para el último momento, siempre mantienen la compostura, la calma y la convicción. Lo que dicen ejerce una notable influencia sobre las personas de su entorno, pero si se diera el caso de que no estuviesen preparados, podrían tener dificultades para aceptar que alguien les diga no o no se sienta impresionado por ellos. Y si alguien trata de criticarles, pueden ponerse a la defensiva y reaccionar con palabras hirientes. Así pues, es importante que aprendan a aceptar las críticas con la misma gracia y el mismo autocontrol que exhiben en otras áreas de su vida.
Tras cumplir los veintidós años, sentirán la necesidad de adoptar un enfoque vital más pragmático, ordenado y estructurado. Dado que no son espontáneos y tienen tendencia a la contención, es vital que durante los treinta años siguientes se conecten con la intuición, se tomen menos en serio y tomen menos en serio a los demás, e incorporen la risa y la diversión a su vida. Cumplidos los cincuenta y dos, alcanzan un punto de inflexión que pone énfasis en cuestiones relativas a la amistad y la identidad personal.
Tengan la edad que tengan, cuanto antes puedan soltarse y confíen en la intuición y en los dictados del corazón tanto como confían en su racionalidad, antes podrán maximizar su potencial para el éxito y certificar su valiosa y única contribución al mundo.
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