Los nacidos el 4 de agosto son espíritus libres y rebeldes que siempre optan por el camino menos transitado, aun cuando el camino más frecuentado no tenga nada de malo. Su recurrente rechazo a las limitaciones de cualquier naturaleza, combinado con su odio a la complacencia y a la aceptación irreflexiva del status quo, a menudo hace que se comporten, actúen o se vistan de manera un tanto perversa o que defiendan posiciones escasamente convencionales.
Son personas inteligentes, compasivas y con una fuerza de voluntad encomiable, siendo así que su resistencia a las limitaciones les proporciona un enorme potencial para la radicalidad y la innovación. Cuando canalizan sus energías positivamente disfrutan de la capacidad para iluminar y alegrar a los demás. Ahora bien, los demás tendrían que cuidarse de no amenazar esta necesidad de independencia dado que la libertad de pensamiento es de suma importancia para ellos.
Tal es su aversión a someterse a la autoridad o a las directrices de los demás que desde muy temprana edad pueden rechazar algunos ofrecimientos de ayuda bien intencionados, básicamente por temor a que bajo su aparente amabilidad se escondan algunas motivaciones siniestras. Llevado al extremo, esto puede hacerles ferozmente independientes al tiempo que condenarles a la más absoluta soledad.
Es muy probable que desde la infancia las personas que nacieron este día disfruten siendo el centro de todas las miradas. Sin embargo, a los dieciocho años de edad se adentran en un periodo de treinta años durante el cual gozarán de sobradas oportunidades para volverse más escrupulosos, reflexivos, selectivos y eficientes en su entorno laboral. Es necesario que aprovechen estas oportunidades para aprender el arte de la diplomacia y el compromiso, porque esto facilitará su vida en gran medida.
Cumplidos los cuarenta y ocho años, alcanzarán otro punto de inflexión y pondrán el acento sobre las relaciones y el cultivo de la creatividad. Si a lo largo de toda su vida aprenden a distinguir entre la independencia y el comportamiento autosaboteador —ser perverso por el mero hecho de serlo—, descubrirán que en lugar de sentirse solos y ser malinterpretados, disfrutarán de un inmenso potencial para erigirse en unos rebeldes responsables capaces de inspirar a los demás y de proporcionarles orientación y guía con una lucidez verdaderamente excepcional.
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