Sobre Capricornio

Su persona no será la de un gordito sonriente y colorado, con ojos húmedos y párpados soñadores. Por el contrario, será el que, aunque lo encontremos tomando sol, siempre se mantendrá pálido. Su estatura, generalmente, es elevada. Puede ser que, de frente, parezca robusto, pero de perfil, su figura se afina. Sus brazos son siempre alargados, quizás más para implorar que para abrazar, al igual que sus piernas, preparadas para caminar sin prisa pero sin pausa, con el andar cansado por la falta de potencia de sus músculos, pero sin abandonar la gracia de su andar. Se mueve con circunspección.

Su mente disciplinada necesita llevar la frente despejada, por eso su cabello suele ser ralo.

Muchos jóvenes capricornianos poseen canas prematuras, con arrugas en el entrecejo y una expresión pensativa. Su boca ha perdido, en alguna medida, la costumbre de besar. El mentón es destacado pero fino. Sus rasgos son, más bien, alargados. Tienen una voz baja, pausada y de tono sentencioso. Su vida será un delicado rosario de perlas iguales, enhebradas con la misma distancia.

Son introvertidos y, por lo general, dedicados al estudio. Buscan momentos de soledad para meditar, como un yogui que después de sus ejercicios se entrega a la reflexión y a la relajación.

Como amigo será incondicional. Es quien dará los consejos más realistas y provistos del mejor sentido común. Su figura nos atemoriza un poco, es que tantos años pasó hilvanando conceptos, acumulando experiencia, soportando aguaceros, que su cuerpo de veinte años se inclina un poco hacia adelante, como sosteniendo sobre sus hombros tanta filosofía junta. Suele estar rodeado de un aura de seriedad grave y melancólica. Nunca le podremos pedir que camine al ritmo de los demás. Él tiene sus tiempos kármicamente señalados.

El hombre tienen una voz grave y tranquilizadora, aunque no viril. Le molestan las personas que hablan demasiado. Es un ganador en la carrera con obstáculos. A veces, hasta agradece que se los pongan. Parece que nunca necesitará de los otros, por su autosuficiencia. Las mujeres son decididamente heroicas, aunque silenciosas; son las que lo pueden todo y defienden a su familia con tesón. El capricorniano es como una fuente en la plaza: su agua cae constantemente, pero nunca desborda el recipiente. No le vengan con hilachas en la ropa; trabajos de buen nivel son los que las cabras siempre realizan.

La Astrología tradicional considera a Capricornio como el signo de la mala suerte ya que el planeta Saturno es considerado como «un maléfico». Sin embargo, también a este signo se lo define como el filósofo, un personaje sin tiempo, que a medida que crecemos nos alecciona. Simbólicamente este ser nació pesimista; siempre necesitó de una madre y un padre que le hicieran sentir el rigor en el castigo, para enseñarle dónde está el bien y dónde el mal.

El típico saturnino es el hermano más grande, sin ser el mayor; el que cuida a sus ancianos padres y los adora como ninguno. Por otro lado, los capricornianos son los que veneran las tradiciones familiares y las de su propio país. Defienden con empeño su tierra, sin tirar bombas ni alistarse en el colegio militar. Con la misma fuerza defienden también las raíces paternas. Pacientemente, en su labor perseverante, logran transmitir a sus hijos sus ideales: Si conoces tus raíces, sabes adonde vas.

Capricornio puede desarrollar cualquier actividad intelectual, pero tendrá que recurrir a un signo de aire, como Acuario, en busca de un poco de originalidad, y a un signo de agua, como Cáncer, en busca de un poco de imaginación. Un signo nunca está completo en sí mismo si no posee la ayuda de los demás elementos. Si llegamos a dudarlo, miremos con atención a nuestro alrededor. Seguramente encontraremos seres delgados con expresión taciturna, seria; sin duda, serán saturninos. Dan la impresión de ser antipáticos por su limitada expresividad, pero es que les gana la timidez.

Los Capricornio son los adultos del zodíaco, los que se enfrentan con vicisitudes, quienes acopian experiencia y la asimilan muy bien. No son, precisamente, los mejores acompañantes de un viaje largo, pues tendremos que soportar a una persona introvertida, melancólica, que mide sus palabras antes de hablar, pero seguramente escuchará, y cuando hable nos sorprenderá por su sabiduría. Relatará cuidadosamente sus planes para el futuro, y de allí nada lo moverá. Todas sus conversaciones tendrán un componente psicológico muy profundo.

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