Capricornio y su salud

Capricornio rige la columna vertebral, el esqueleto (nuestro sostén), los tendones y los cartílagos. Este signo gobierna también las rodillas, las articulaciones, los dientes y el pelo. Del mismo modo, la piel, que funciona como barrera de protección. Los capricornianos son personas generalmente delgadas y huesudas. Sería raro encontrar un nativo de Capricornio obeso o rellenito. Son seres que se autolimitan en todo, hasta en las comidas, y es por eso que tienen tendencia a ser flacos. Los saturninos son sensatos desde la niñez y, como el tiempo es un factor determinante en Saturno, a medida que transcurre la vida, se van sintiendo mejor: la adultez y la vejez son las mejores épocas de su vida. Son reflexivos, solitarios, introspectivos y, a veces, impacientes, por eso de niños suelen golpearse. Los problemas óseos en las piernas podrían deberse a una dieta pobre en calcio.
Las enfermedades más comunes de este signo son eccemas, dislocaciones de huesos, enfriamientos, gota, artritis, artrosis y reumatismo. Por lo general, la cabra es tan responsable que hará todo lo necesario para que nada de esto le ocurra. Con respecto a la artritis, la artrosis y el reumatismo se podría hallar un paralelismo entre su inflexibilidad y la frecuencia con que las padece. Cuanto más rígidos son, más riesgo de quiebre o ruptura ósea existe. También los problemas de rodilla reflejan inflexibilidad: se niegan a inclinarse ante nadie y ante nada. El arrodillarse es un gesto de sumisión, renunciamiento y aceptación; para orar, pedir y rendir culto a las fuerzas superiores. Saturno es el responsable de las enfermedades crónicas, como las ósteoarticulares. También bronquitis, parálisis, sordera, hipocondría, desórdenes cutáneos, gangrena, fiebres intermitentes, resfriados, atrofia, caries y enfermedades de la columna vertebral. Como la «dureza» es compañera inseparable de este signo, el capricorniano puede tener problemas de litiasis (cálculos), ya sea en la vesícula o en los riñones.
Cada signo tiene un modo particular de ser, de comer y de relacionarse con los alimentos. Las cabras pastan en las laderas, pero a la hora de cenar prefieren comidas sencillas y sabrosas, acompañadas por un buen vino. Tienen gustos muy marcados y, además, son buenos cocineros. Eso sí, nada de platos muy elaborados para ellos. Para el capricorniano no es muy importante la comida, porque considera que «parar» a comer implica una pérdida de tiempo. Las cabras suelen tener todo planificado en función del tiempo: la preparación de la cena y la duración promedio de la misma.
A la hora de ordenar el menú en un restaurante, lo hacen con rapidez y precisión. Ellos siempre tienen muy claro lo que quieren. Prefieren comidas sencillas, pero sabrosas. Si tienen que cocinar, elegirán un plato rápido y de poca elaboración.
Son buenos cocineros y realizan un menú «en menos de lo que canta un gallo».
Suelen ser previsores, y tienen las alacenas y neveras llenas, no sea cosa que el rito de la comida les lleve demasiado tiempo. Capricornio odia los malos modales y sufre por ello, sobre todo a la hora de comer. En una reunión, se lo podrá ver aislado en algún rincón degustando algún canapé mientras estudia atentamente, con gesto serio, a los otros comensales.

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