La Casa V simboliza la vitalidad personal, las facultades creativas individuales; gobierna los deseos y los placeres, el gusto por el ocio y las iniciativas para disfrutar de la vida.
La creatividad se expresa también en la procreación: esta es la Casa de los hijos, de la que obtendremos indicaciones sobre la fecundidad del individuo, sobre las alegrías y los problemas relacionados con los hijos.
Se le llama también Casa del amor, vivido en su vertiente más placentera y libre de vínculos: las aventuras, las relaciones de transfondo erótico, las pasiones efímeras. Aparte de eso, indica la propensión a los excesos, en este y en otros campos. El signo análogo es Leo.