Dos incognitas fundamentales

Hemos revisado hasta aquí como coexisten destino y libre albedrío. Ambos son los encargados de hacer que los hombres se esfuercen por modificar aquellos rasgos de su carácter que obstaculizan su crecimiento y por obtener el mayor beneficio de los atributos que les fueron concedidos por la madre naturaleza.
Por consiguiente, estamos frente a una ecuación con dos incógnitas que han de develarse a medida que ese ser que ha llegado al mundo vaya transitando las distintas etapas de su vida: niñez, adolescencia, adultez.
Una de esas incógnitas consiste en descubrir cuál es esa porte que el destino se ha encargado de concederle y la Psicoastrología se lo señalará con total precisión ya que todo nativo que tenga, por ejemplo, a Saturno en cuadratura con la Luna estará obligado a aprender a manejar sus emociones, a combatir cierta tendencia al desaliento crónico. La lección que deba aprender quien tenga al Sol en cuadratura con Marte será otra y así las lecciones variarán de acuerdo con los contactos interplaneterios que se dieron al momento del nacimiento de cada persona en particular, contactos que figuran en cada Carta Natal.
La otra incógnita es la que queda a cargo del libre albedrío con que cuenta cada uno de los hombres para decidir si acepta el desafío de ese aprendizaje o lo rechaza, si se hace cargo de su superación personal o desiste de ella.
Mientras el equilibrio cósmico permite la existencia del Universo, la vida del hombre da muestras de un equilibrio admirable al situarlo en situaciones que no puede modificar, como que alguien deje de quererlo, como la pérdida de un ser querido; y cosas que dependen por completo de su voluntad como continuar su batalla personal a pesar de todo, como sonreír ante las travesuras de un pequeño o tomarse un par de días de descanso para que la rutina no se convierta en agobio.
La vida es afortunadamente un misterio, un hecho hermoso e inexplicable; y la psicoastrología está al alcance del hombre para que pueda obtener el mayor provecho de este raro milagro: la existencia.

Psicoastrología