El hombre Sagitario

Cuando llegues a conocerlo bien, te asombrará cómo cambia la imagen que tenías de él. Aquel día en el que viste reír a un hombre grandote, que se hamacaba junto a una pandilla de niños en el parque, pensaste: «éste es un hombre que no tuvo infancia». Poco a poco fuiste cambiando de parecer, mientras él iba desplegando su amplitud mental, y te sacaba de la cabeza ese prejuicio que afirma que el humor es incompatible con una vida espiritual rica y profunda. Un hombre Sagitario está siempre en plena expansión. Puede hacerlo gracias a su alto nivel intelectual y a su actitud ante la vida: práctica y previsora. El sagitariano confía en sus elecciones. Donde pone el ojo, pone la flecha, y si te ha elegido, aún en circunstancias adversas, por algo será. Imaginemos que has tenido un accidente: él llega a la habitación del hospital, donde estás internada con una pierna rota, y deja en tu pecho un ramo de rosas rojas. Tú aún estás amoratada y con ojeras, pero es que él se enamoró de ti, y el centauro es fiel a sus sentimientos. No vayas a creer que es un maleducado cuando te enumere prolijamente cada una de las marcas que dejó el accidente en tu cara. Es su manera de expresar la verdad: la dice con las palabras más terribles. Él siempre busca la verdad en todo. A nadie le gusta reconocer las verdades. «Nada ofende más que la verdad.» Por su sinceridad extrema, siempre tendrá problemas.
Él espera de ti exactamente lo mismo y, por ser justo, aceptará todos tus comentarios, aun los más despiadados. Él estará convencido de que vive en un equilibrio perfecto, aun cuando en unos años el «equilibrio físico» peligre, por desayunar y merendar con leche y chocolate, mojando vainilla tras vainilla. Siempre conservará intacto el equilibrio espiritual. Sabe arreglárselas muy bien para armar un viaje imprevisto, y volver dos días después porque no puede faltar al trabajo. Tomará su auto y apretará el acelerador hasta que el estómago se haga un nudo.
Los deportes serán su fuerte, pues ama los desafíos. Los riesgos estimulan su naturaleza temeraria. Si hasta ahora todas tus parejas te aburrieron a la hora de irte a dormir, este actor en escena interpretará innumerables papeles en el escenario del amor. Su imaginación y su potencia sexual te dejarán atónita.
Es que posee una salud envidiable. Si es que todavía estás convencida de armar tu mochila y de partir con él, pídele que te deje administrar su sueldo, pues suele tener el bolsillo agujereado. Puede ser el estudiante joven de toda la vida, que quiere aprender todos los idiomas para usarlos algún día en los numerosos viajes que emprenda. Te invitará al teatro, que ejerce en él una fascinación particular. Sin ser «santón», él mismo no sabe el poder de sanación que posee. Sólo con su humor jovial y espontáneo «sana»; aunque a veces se extralimita con bromas pesadas. Siempre será optimista respecto del futuro. En sus trabajos, los sagitarianos practican el nomadismo, pues apenas la labor se les presenta monótona, la reemplazan por otra más estimulante.
Si se les encomienda una tarea, la completarán con lealtad, energía y capacidad. Cualquier trabajo les viene bien, siempre y cuando la causa sea idealista. Si tienen que colgar un cuadro en la pared de la casa, colgarán cinco. Nunca se quedan cortos y prefieren hacer «de más» que «de menos». Ni bien concluya su obra maestra, mirarán buscando aprobación en un rostro sonriente, que prontamente borrará la sonrisa a ver varios agujeros del revoque caído, por no haber calculado las distancias con un metro. Él se maneja por intuición, «a ojo», y a pesar de las imprecisiones, el trabajo estará realizado.
De niño, hacía lo mismo: su madre le pedía un cuarto de pan y él, por su cuenta, traía un kilo. Eso sí, cuando le pedían un mandado, la consigna era ir en bicicleta, para gastar energía. De otro modo, daría rienda suelta a su hiperactividad jugando a la pelota en el living, sin importarle la cristalería de su abuela. Desde muy temprana edad lucha por su independencia. ¿Por qué debe llegar a horario a la clase de inglés? Cuando su tardanza se convierta en costumbre, y su maestra lo mire con cara torcida, no lo soportará, y hará todo lo posible por reconquistar a la profesora, regalándole un caramelo. Él necesita vivir en un estado de excitación constante. Si pudiera, manejaría su automóvil sacando medio cuerpo por la ventanilla, ¡y que su copiloto confíe en él! En esos casos, sólo debes pedirle que cierre la ventanilla porque tienes frío, no porque se va a quedar sin cabeza en cualquier momento. De lo contrario, te contestará rápidamente: «nadie me dice lo que tengo que hacer y menos tú, que vives encerrada en un departamento de tres por tres; por eso estás histérica todo el día.» No te preocupes, al rato volverá a sonreír mientras te saca una fotografía, pues le encanta verte enojada.
Varios personajes famosos de Sagitario pueblan el mundo para nuestra alegría. El deportista Martín Gramática, ídolo de los estadounidenses en fútbol americano, batió un récord mundial en 1998, gracias a la fuerza de sus piernas, al hacer un gol de campo desde 65 yardas (casi 60 metros): ¡la patada más potente de la historia! Su entusiasmo sagitariano hace que juegue con pasión, y festeje los goles al estilo Maradona, con exclamaciones en español y saltando enfáticamente. El público le devuelve lo que para un sagitariano es su mayor estímulo: gritos y aplausos.

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