El hombre Libra

El hombre Libra se ve muy elegante, hasta cuando se viste con ropa sport. Todo en el cuerpo de un Libra es armonía, que significa correspondencia entre las partes y simboliza el equilibrio que él siempre querrá demostrar. Cuando pasen los años, quizás engorde por el sedentarismo que acompaña a la búsqueda de placer y de paz. Su rostro, sin ser redondo por gordo, es cálidamente sensual. Todos recuerdan la bella cara de Marcelo Mastroianni que, además de ser un excelente actor, logró siempre papeles de galán, por su hermosa figura. Casi nunca posee nariz prominente Por lo general, tiene nariz recta y delicada. Antes de que tú lo elijas, él te conquistará a ti con su caballerosidad y su gentileza, aunque persiga tan sólo una amistad. Nunca entenderás por qué un año atrás considerabas amigo al que hoy es tu gran amor. Pero ahora, que lo conoces bien, te diste cuenta de que él debió tener tiempo para conocerte; que con la excusa de ser tu amigo, pudo elaborar su estrategia de conquista con toda comodidad, como a él le gusta. Es el clásico hombre que va de visita y te lleva algo para el postre.
Pero… ¡siempre hay un «pero»!, y él también lo tiene. Esa manía de querer explicarlo todo, de buscar la manera de que todo esté bien, de ocultar sus altibajos, puede terminar con el más romántico matrimonio. Puedes estar segura de que te hipnotizó con la mirada, de que te acarició con guantes de seda, de que te sedujo hasta las lágrimas, y tú no te diste cuenta de que todo era un juego. De «caballero andante» puede transformarse en un excéntrico que busca imponerse. Los conflictos que tú le planteas son fácilmente solucionables dentro de su cabeza. A veces te propone soluciones tan poco prácticas que, queriendo suavizar las cosas, las empeora. Trata de ponerse en tu lugar cuando te da consejos, pero él actúa de manera contraria, pues es lógico que no pueda estar en dos personas al mismo tiempo. No soporta los misterios; para él todo debe ser claro y cristalino. Su balanza se desequilibra cuando se muestra incongruente, gruñón y ocioso.
Y tú te preguntas una vez más: ¿dónde quedó ese ser tan pacífico y amistoso?
Cuando en el amor algo le falla, se encierra en su trabajo, buscando aplacar su desilusión.
Prefiere un trabajo donde el ambiente sea de serenidad y armonía. Por ejemplo, un estudio de abogacía. Cuando entre por primera vez, hará un estudio exhaustivo de las costumbres, de los horarios de comida, del tipo de vestimenta que acostumbran a usar los empleados, y hasta del modo que usan para comunicarse. Él tratará de adecuarse a las circunstancias, para estar a tono con los demás.
Trata de reconocer y suavizar tus defectos, pues este hombre no te dará ninguna pista al respecto, por miedo a contrariarte. Entonces, acumulará por varios años un sentimiento de desagrado que podría llevar a la ruptura, cuando tú todavía no te diste cuenta de que debías cambiar.
A pesar de encontrar placentero un ambiente limpio y ordenado, no le molestará frecuentar sitios diversos, siempre y cuando haya compañeros para charlar. Este hombre ocupará un sitio muy importante dentro de su lugar de trabajo, pues tendrá una solución para todo. Dará respuestas atinadas a todas las preguntas y, cuando no las tenga, dará la impresión de que sí las tiene, contestando: «No se preocupe, quédese tranquilo que encontraremos una solución.» Nunca se embarcará en una operación comercial arriesgando su capital sin estar seguro. Si es posible, viajará, conversará con personas influyentes, se asesorará por escribanos y abogados para luego tomar una decisión, que seguramente será la más acertada. Para ganar dinero, sacará provecho de su gran astucia y su capacidad estratégica innegable. Nunca nadie lo engañará con «cuentos del tío», pues él se las sabe todas.
Si tienes a un libriano como enamorado, será un experto en las cuestiones amorosas.
Y cuando sea tu esposo te brindará la mayor segundad. Te rodeará de comodidades y hasta tendrá las cuotas de su seguro de vida al día.
Es afecto a los regalos primorosos, de alta categoría, sin fijarse en su precio. Además te brindará esos obsequios que a nadie se le ocurriría comprar, porque para la mayoría son literalmente innecesarios. Tu hombre de Libra siempre tendrá una conversación interesante contigo, pues te escuchará con atención, e inmediatamente comprenderá muy bien cualquier situación intrincada que otros no sabrían resolver. Sus argumentos tendrán una lógica asombrosa. En el diálogo, muestra todo su compañerismo, quizás con el único objetivo de sentirse comprendido y apreciado. Precisa ser necesario, como él necesita a los demás. La equidad es un concepto que tiene bien claro: todo debe estar en simetría. Le produce gran congoja el ver a una familia desunida, sobre todo cuando esto pudo prevenirse a tiempo, pues los conflictos suelen tener su origen en alguna pavada. El hombre libriano busca el amor con desesperación, pues sin él, piensa, por lo general, que no vale la pena vivir. Si eres de aquellas mujeres poco sociables, no esperes que un libriano se te acerque. Si por el contrario, han aprendido a vivir feliz en soledad, dale el gusto, de vez en cuando, y trae a sus amigos a casa, para compartir amables momentos de relax. Porque cuando un libriano está satisfecho, es cuando todo a su alrededor funciona. Para ello, se preocupa por reunir suficiente gente a su alrededor, deseando mantenerla entretenida por medio del diálogo y tratando de complacerla en todo lo que esté a su alcance.

Volver a Signo Libra