El empleado Aries

El impaciente postulante de Aries, camina incesantemente por la antesala eludiendo la fila de personas que pretenden entrar a esa empresa. Ya ha fumado bastante y leyó del diario hasta los avisos publicitarios. Cuando al fin le toca entrevistarse con su empleador, se adelanta preguntando si tendrá posibilidades de progresar, pues está seguro de ser bastante competente. Una vez decidida la elección, ya ha observado lo que podría hacer mañana en el lugar de todos esos holgazanes que hablan demasiado por teléfono.
Su disposición y su entusiasmo han conquistado al departamento de recursos humanos, eligiéndolo como el más apto. Ya en su trabajo, organiza su tarea y, si puede, la de los demás. Pronto tomará la posición de liderazgo ganándose a sus compañeros por su espíritu de colaboración. Su habitat debe ser un lugar donde la actividad sea incesante, variada y con posibilidades de emplear su creatividad. Si por el contrario, se trata de una oficina solitaria, con paredes muy blancas y alfombras que no hacen ruido, ya buscará llevarse tarea atrasada de otro trabajo, para llenar los «huecos» de las horas improductivas que se le presenten.
Antes de que lo echen, se irá solo y ni siquiera extrañará el aire acondicionado o el café de media mañana. No le gusta trabajar en equipo y debe tener bien en claro a quién debe reportarle sus tareas. Su mandante debe ser uno solo, con quien tratará de cumplir a rajatabla las tareas que se le encomienden, sin preocuparse por horarios preestablecidos.

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